Las joyas expresan con valores de perfección inigualables el gusto de los griegos por la decoración plástica. El trabajo de los orfebres helenos se centraba en la búsqueda de nuevos efectos y formas sobre la superficie del oro puro, sin recurrir al uso de piedras preciosas de vistosos colores tan populares en otras civilizaciones. El modelado, la granulación, la filigrana y el repujado eran técnicas practicadas con gran habilidad y que podemos admirar en los dos pares de aretes macizos de nuestra colección. Ambos son de forma espiral con broches de seguridad en el lóbulo de la oreja. El uso de la filigrana se ve acentuado en los de mayor tamaño que engarzan en dos perlas de oro y constituyen, junto con los más pequeños en que la espiral de filigrana termina en sendas cabezas de carnero, valioso ejemplo de los diseños usados por las mujeres griegas de la esfera aristocrática a partir del siglo IV a.n.e.